Hay días

Hay días en que los sentimientos se entremezclan y tienes la sensación de quedarte con un sabor agridulce al acostarte. El corazón no siempre habla, casi nunca oye pero a menudo guarda, almacena y consume energia, late, se altera y se cansa, dosifica la sangre que llega al cerebro y provoca a veces que se ralentice el pensamiento. Y se es torpe al hablar, lento al pensar, denso al cabilar, reatardado al reaccionar... Y esto desencadena a su vez estúpidas respuestas, malogrados movimientos, inercia apocada y momentos desangelados.
Y te dejas llevar como un títere, o como un titiritero con un muñeco de madera que resulta ser autómata, porque no controlas lo que sientes o no te importa, porque lo que digas de nada sirve, porque solo deseas escapar, evadir, esquivar o soportar un trago más de una mala sopa. Una sopa con un buen postre o con un mejor entrante, pero cuyo sabor agrio persiste, sin embargo, en el paladar. Y sí, el sabor se mantiene, por más que tomes los smint que alguien te ofrece, ahí queda el desagradable resquicio.
Y,sin más, deseando digerir, como a veces me es costumbre por mi lento ritmo intestinal, os deseo buenas noches con una menta poleo en este período mio vacacional.